Estoy solo,
y el humear de mi cigarro,
me recuerda, que se me pasa el tiempo.
Entonces quiero hacerlo todo rápido.
Hasta que suspiro otra bocanada,
y lo dejo ir.
Cuando el humo se disipa,
otra realidad, se abre ante mis ojos.
Un mundo mas abierto,
pero sigo estando solo.
Llegado el momento,
las palabras, que antes ponían
nombre a éste pitillo,
acaban pasto de las llamas.
Del mismo modo envejecemos.
Cuando las cenizas, se apoderan
de un nuevo nombre extinto,
pensado para alimentar el viento.
Y de aquél, solo nos quedará el recuerdo,
y el recuerdo, dará paso al olvido.
